lunes, 20 de octubre de 2008

...de la Pizarra de Sai Baba


Consideren la realidad de los objetos que nos dan alegría. Cada uno de ellos está saturado de la Esencia Divina. La lluvia que cae, el sol que brilla, la luna que refresca, los ríos que fluyen, están disponibles igualmente para todos. Por lo tanto nadie tiene el derecho de reclamarlos exlusivamente para sí, o de impedir a los demás que disfruten de estos obsequios. La Divinidad es la base de todo. Los ojos no pueden ver ni los oídos oír, a menos que el principio vital esté activo a través de la gracia del Divino Atma, o Brahman. El ser humano puede hacerse consciente de la verdad Átmica cuando se desembaraza de las redes del egoísmo y la posesividad.

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