OBSERVACION DE LA MENTIRA
A medida que avanzamos en el trabajo espiritual, es probable que lleguemos a ciertos puntos de verificación en los que se ponen en juego las sutilezas de la verdad.
Así es como nos encontramos ‘matizando la verdad’. Por ejemplo: en lugar de expresar lo que sabemos que es verdad decimos cosas que otros desean escuchar, o bien, decimos cosas que nosotros deseamos escuchar o creer.
Cuando no deseamos parecer débiles o vulnerables, decimos cosas que nos hacen parecer fuertes y poderosos. Cuando no deseamos que otros piensen que estamos fuera de control, utilizamos palabras para controlar lo que los demás hacen. Hacemos lo mismo cuando nos presentamos a otros como nos gustaría aparecer o cuando nos ocultamos detrás de relatos que nos contamos a nosotros mismos y a los demás con el fin de obtener lo que deseamos. Todo esto sirve únicamente para crear falsas personalidades que nos dejan sintiéndonos incompletos y alienados de nuestros yoes auténticos.
A veces utilizamos las palabras para distanciarnos de otras personas y proteger nuestros verdaderos sentimientos. Otras decimos que nos sentimos bien, aún cuando estamos deprimidos y tristes. No siempre utilizamos palabras que salgan de nuestros corazones para comunicarnos y luego esperamos que los demás sean capaces de leer nuestras mentes.
La comunicación y la comprensión mutua constituyen la esencia de las buenas relaciones. Y en ninguna parte se destacan más las sutilezas de la palabra honrada que en nuestras relaciones personales. Sin embargo, aún cuando queramos expresarnos de forma auténtica en palabras que reflejen amor, calidez y apertura, no siempre logramos hacerlo. Nuestras espectativas se interponen en nuestro camino y distorsionan la situación, lo mismo sucede con nuestros deseos, temores, ilusiones y proyecciones. Esa es la razón por la cual necesitamos detenernos y preguntarnos si estamos moviéndonos en la dirección de una honradez adecuada, o no.
Muchas veces nos sentimos desdichados porque los demás parecen no escuchar lo que tenemos para decirles. Nos sentimos desautorizados y como si nuestras opiniones fueran desoídas. Si penetramos un poco más bajo la superficie de estas sensaciones, es posible que descubramos que en realidad estamos fracasando en la forma de expresar nuestros sentimientos y deseos de una manera clara y directa. Cuando nos reservamos nuestros verdaderos sentimientos, protegemos nuestras emociones y construimos falsas personalidades para presentarnos al mundo, nos volvemos parte del problema.
La realidad, el ver las cosas tal y como son, es un asunto central. La pura atención, libre de quedar oscurecida por la distorsión o por la ilusión, conoce las cosas tal y como son, en el momento presente. Llevemos la Recta Palabra a nuestras relaciones, tratando de ser siempre honrados y francos y despojándonos de nuestros sistemas defensivos intrincados y siendo sinceros y abiertos acerca de quiénes somos y de cómo nos sentimos.
TRABAJO DE OBSERVACIÓN: Conoce la forma en que expresas tu verdad.
Decir la verdad es una actividad que pertenece al momento presente. El hecho de decir la verdad comienza cuando uno se vuelve consciente de lo que se dice a sí mismo. A partir de ahora trata de escucharte a ti mismo/a de tal manera que puedas oir cómo suenas desde una perspectiva diferente, como si te encontrases fuera de ti mismo, siendo un oyente objetivo.
• Trata de escuchar el modo en que le suenas a los demás ¿Suenas inseguro, confuso, iracundo, tenso? ¿Estás usando la palabra con el fin de manipular los sentimientos o emociones propias o de alguien más? ¿Utilizas la palabra o, incluso el silencio, como una forma de ocultar quién eres? ¿Estás comunicando lo que crees que estás comunicando? ¿Eres capaz de reconocer la realidad? ¿Eres capaz de expresar tu verdad en tu propia y auténtica voz, sin dudas ni temores?
• Obsérvate cuando hablas por teléfono, si filtras llamadas, si le pides a alguien que atienda por vos y diga que no estás, etc.
• Observa si hay situaciones en las que sientes necesidad de justificarte, inventar excusas o dar explicaciones.
Al observar la mentira podemos ver que proporciona comodidad y seguridad. Es posible crear mentiras a medida, de acuerdo a las necesidades.
La Verdad nunca es a medida, nosotros tenemos que hacernos a la medida de la Verdad. Mucha masa compacta de nuestro ser habrá que cortar para que encajemos en la Verdad. Será necesario dejar nuestro ego para poder entrar en el templo de la Verdad.
La Verdad es una experiencia, no una creencia. A la Verdad no se la encuentra estudiándola, a la Verdad hay que atravesarla. Eres tu experiencia. Antes de asentarte, experimenta tanto como te sea posible.
La persona de verdad nunca se asienta, vive siempre sin hogar, es un viajero, un vagabundo, un vagabundo del alma...
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