miércoles, 29 de junio de 2016

9 Leyes de una relación amorosa feliz

La ley de semejanza

Siempre atraemos a nuestras vidas a la persona que es un reflejo de nosotros mismos. Si no te gusta tu entorno, mira tu alma. Si crees que tienes suerte con la gente, es porque tú también eres así. Por eso si quieres atraer a tu vida a una persona digna, tienes que volverte así.

La ley de causa y efecto

Recibimos lo que compartimos. Trata a tu pareja de la forma que te gustaría que te tratara a ti.

La ley del amor

Todos necesitamos mucho el amor. El amor significa aceptación, sinceridad, cariño, cuidados, la disposición de dar y ser responsable, confiabilidad, desinterés, generosidad. Cuanto más muestres estas cualidades, más recibes a cambio. Las muestras como miedo, celos, dependencia, manipulación, control y reproches destruyen las relaciones y no tienen nada que ver con el amor.

La ley del poder de la palabra

Todas las palabras tienen cierto poder. Una palabra puede sanar y puede matar. Cuida lo que dices. Los clichés, las ofensas y reproches crean en el alma heridas que son difíciles de sanar. Tienen un efecto irreversible. Porque en el alma de cada persona vive un niño que siente miedo a ser rechazado. No subestimes tu habilidad de lastimar. Usa el poder de la palabra solo para las palabras bonitas, cumplidos, aprobación y apoyo.

La ley de la confianza

La confianza es un elemento vital. Sin ella el ser humano se vuelve sospechoso, ansioso y lleno de miedos, mientras que su pareja se siente atrapada en una trampa emocional y le parece que no la dejan respirar tranquilamente. Los celos son el miedo a la soledad, baja autoestima y falta de amor propio. La confianza es el elemento esencial del verdadero amor.

La ley de la sinceridad

Sé sincero. El amor no es inmóvil, parece una planta que crece y florece o se marchita y se muere. Todo depende de qué es lo que hacemos con ella. La comunicación sincera es como el agua sin la cual la planta no sobreviviría. Comparte con tu pareja tus deseos, tus sentimientos y emociones. Dile que la quieres y la valoras. No temas decirle «Te amo». No temas sobre elogiar a tu pareja. Los elogios sinceros son como el sol para la planta: le dan una nueva vida a tu relación.

La ley de regalar

Amar significa regalar una parte de sí mismo, sin cobrar ni condicionarlo. Si quieres recibir amor, debes regalarlo. Cuanto más compartes, más recibes. El amor es como un boomerang: siempre regresa. Puede ser que no siempre de la persona a la que se lo regalaste, sin embargo, siempre regresará. Y con creces.
Al mismo tiempo, es importante recordar que tenemos reservas del amor ilimitadas. No lo perdemos a la hora de regalarla. La única manera de perder el amor adentro de nosotros es no compartirlo con los demás. Una de las razones del por qué la gente siente amor muy de vez en cuando es que esperan que primero las ame alguien más. Pero esto se asemeja a un músico que dice: «Tocaré música solo cuando la gente empiece a bailar». O esperar calor de una fogata sin haberle echado leña. El amor verdadero es incondicional, no pide nada a cambio. La fórmula secreta de una relación feliz para toda la vida está en siempre fijarse no en lo que puedas recibir a cambio, sino en lo que puedes dar.

La ley de las caricias

Las caricias y los toques son unas de las muestras más poderosas del amor que fortalece las relaciones. Tocar a una persona significa tocar su alma. A lo mejor es por eso que cuando estamos enojados u ofendidos, solemos decir: «¡No me toques!». Abraza a tu ser querido más a menudo, solo porque sí, sin un motivo sexual, tómalo de la mano.
Un grupo de investigadores llevaron a cabo un experimento en una clínica de Londres. El cirujano principal solía visitar a cada uno de sus pacientes la tarde antes de la cirugía para resolver inquietudes y explicar el plan de la cirugía. Durante el experimento, el cirujano tomaba de la mano a cada paciente durante los minutos que les hablaba. Esos pacientes se recuperaban 3 veces más rápido que los demás. Cuando tocamos a alguien con cariño, cambia la fisiología, tanto nuestra como de la otra persona: se reduce el nivel de las hormonas del estrés, se relaja nuestro sistema nervioso, se mejora el estado del sistema inmunológico y el estado emocional. Se cree que si en el día no abrazamos a unas 7-8 personas, estamos condenados a las enfermedades.

La ley de la libertad

Si amas a alguien, déjalo libre. Que tome sus decisiones libremente, que viva como quiera no como lo quieras tú. Todos necesitamos espacio personal. Las personas necesitan ser libres en las relaciones, de lo contrario se sienten atrapadas. Si realmente amas a alguien, aprende a valorar sus deseos y necesidades. No siempre es sencillo dejar ir a alguien a quien amas, pero no hay de otra. La sabiduría de la vida dice que «Entre más libertad le proporcionas a tu pareja, más cercana a ti se vuelve».
Autora: M.Murahovskaya


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