martes, 16 de agosto de 2016

MI CONSEJO ES QUE TE LARGUES


Que te largues. A otro lugar, a otro corazón, a otros labios, a otro país, a otra casa, a otro trabajo. Que te largues, y que te largues lejos. De lo que te hace sufrir, de lo que huele a viejo, de lo que ya no usas, de lo que no te aúlla dentro como mil bocas de lobo en mitad de la noche. Que te vayas. De lo que sobra, de lo que no te empuja hacia adelante, de lo que no brilla, de lo que es rancio y tiene un sabor amargo, como el portazo que se le da a un círculo que se cierra o la despedida que se cuela entre los dedos cuando ya no puede avivarse lo que está muerto.
Que te empeñas en quedarte donde ya no te quieren, por el ‘tal vez’, el ‘ojalá’, el ‘y si mañana’. Lloriqueando en los rincones, los corazones, escupiendo -y esculpiendo- lágrimas y haciendo obras maestras con un dolor que ya no te pertenece. Porque sí y porque no vamos a engañarnos a estas alturas. Que nos faltan pelotas y nos sobran motivos para largarnos. De aquí, de allí, del ‘ya veremos’, del ‘quizás más adelante’.
Que no nos alejamos porque no (nos) queremos y porque estamos hechos de piedra en lugar de precipicio. Impregnados en silencio, en condescencia nuestra y ajena, de conformismo y de pasado. Y las risas, y el movimiento, y la vibración para el de al lado, que a nosotros nos pesa demasiado eso de decidir empezar la vida porque no vaya a ser que me dé un guantazo y entonces la liemos.
Te repito: que te compres el billete, que dejes el frío y que vivas. Que te alejes. De la sombra de tu sombra, de la opinión de la masa, de las preguntas intrusas, del silencio dilatado, del veneno y los estómagos vacíos. Que busques y que encuentres, que no te vacíes y que si saltas lo hagas sabiendo que puedes estamparte.
Porque si te quedas, si finalmente decides que no te largas y te quedas, porque estás inmóvil esperando sin conciencia y sin supervivencia, arrastrado y exhausto quejándote de lo que no te gusta, entonces te mueres y de ahí ya no sales.
Y si de ahí ya no sales, te lo prometo, entonces te lo pierdes.
Autor desconocido.

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