Eclipse de Luna

Los eclipses de luna afectan directamente al cuerpo emocional (todo lo que el ser humano ha fabricado atribuyendo valor emocional a todas las cosas y seres del mundo).

Así que nos encontramos en una gran conmoción del cuerpo emocional (el matrix personal y colectivo humano) y entremedias el Sol, la Conciencia, que durante un tiempo “desaparece” en medio de esa gran conmoción emocional.

Quizá muchos puedan identificar todo esto en sus propias vivencias. Por una parte una gran “removida” del inconsciente, en forma de confusión, caos, desorientación, aparición de formas pensamiento ligadas al temor y al matrix del pasado, y por otra como si la conexión con la conciencia, se hubiese cortado, retirado momentáneamente. Por eso también esa sensación en tantas personas de tener que estar parado, de no poder actuar, de querer desaparecer del mundo. Una necesidad de estar con uno mismo, de introspección. Algo opuesto a lo que nuestro mundo de acción rajásica, convulsiva y continua nos enseña, pero algo sin embargo completamente necesario para poder dar la oportunidad a que toda esta limpieza y todas estas energías se aposenten y se anclen en nosotros.

Este es el efecto de esta gran iniciación del primer y más poderoso portal de eclipses de este año.

A nivel colectivo, ni que hablar. No hay más que echar una ojeada al matrix del mundo.

Realmente nos encontramos en una Gran Limpieza de ese cuerpo emocional tanto en lo colectivo como en lo personal. Una gran oportunidad para que la Conciencia, la Presencia Divina en cada uno de nosotros, se arraigue poderosamente a través de la Rendición, de la Entrega, de la energía del Espacio Sagrado del Corazón. En los momentos de aparente oscuridad, donde pareciera que la “luces se ha apagado”, es ésa energía femenina sagrada del corazón, a través de la entrega al Espíritu, la que nos hace avanzar hacia la verdad de lo que somos, el Ser (Espíritu) que en realidad somos. Realmente no tenemos que hacer más, simplemente entregarnos y estar tranquilos en la confianza y en la fe. El Espíritu sólo necesita eso para “curarnos” de la locura de la matrix donde hemos estado encarcelados.